1. Lavar las truchas con abundante agua, limpiar las escamas y espinas.
2. Retirar las aletas, la cola y la cabeza de la trucha.
3. Colocar sal a gusto y exprimir un poco de jugo de limón a cada trucha; reservar.
4. En un plato plano, incorpore la taza de harina amarilla; rebosar uno de los lados de la trucha en la harina, presionando con los dedos.
5. Rebosar también el lado de la piel de la trucha, presionando con los dedos hasta que esté bien aderida la harina amarilla.
6. En una sartén con abundante aceite caliente, freír las truchas por ambos lados.
7. Colocar la trucha frita en un papel absorbente (papel toalla) para retirar el exceso de aceite.