El arte de preparar y servir la mesa

Consejos prácticos para conseguirlo

Una mesa bien puesta, con gusto y pulcridad, tiene un aliciente y un encanto especial. Se come mejor, con mayor alegría y como, al fin y al cabo, se trata de los momentos del día que reúnen a los diversos miembros de la familia, es preciso concederles importancia y atención.

Desde luego, la preocupación de la dueña de la casa será mayor cuando se trate de una comida de algún compromiso. A continuación hallará algunas indicaciones, que, sin duda, le serán bastante útiles.

Hoy día la mantelería no se recarga de bordados como antaño. Su lujo consiste ante todo en el primor del bordado sencillo que la adorna y en la calidad de la tela. Las servilletas se doblan sencillamente y hace tiempo que se deja de hacerlo de modo complicado, en forma de mitra, de abanico etc., pues ya resulta anticuado.

Los cubiertos, la vajilla, la cristalería, en fin, todo, deben estar escrupulosamente limpio y brillante.

Se aconseja tapar la mesa con una manta de algodón o un fieltro antes de cubrirla con el mantel para que no hagan ruido los platos y los cubiertos al cambiarlos y, por otra parte, para evitar a la mesa golpes, roces y las funestas consecuencias de un calor excesivo y repetido en su barniz.

La mesa se adorna con centros de plata, bandejas, búcaros o cristal artístico. Si se pone un panel de flores, es preciso evitar que éstas no queden muy altas, ya que durante la comida sería un estorbo para los comensales, impidiéndoles verse cómodamente.

Para obtener el mejor efecto de luz posible, se aconseja instalar luz indirecta en el comedor y, en cambio, colocar en la mesa unos candelabros con una o varias bombillas e incluso velas.

Hay que calcular bien las distancias y dejar a cada comensal un espacio suficiente para que esté cómodo, es decir, de 60 a 70 centímetros.

Se pone un plato llano por cubierto, colocándolo a pocos centímetros del borde de la mesa. A la derecha del plato se pone la cuchará de sopa y un cuchillo; a la izquierda, un tenedor. Los vasos se colocan de izquierda a derecha, empezando por el agua. Acostumbra ponerse a cada comensal tantos vasos como vinos vayan a servirse, pero éstos no figuran sobre la mesa y son los criados los que los sirven cuando se trata de una comida de cierta etiqueta, e indicando la procedencia.

El panecillo puede ponerse en el doble de la servilleta o al lado izquierdo del plato, en un platito de cristal.  El criado o la persona que sirva la mesa deberán fijarse cuando falte pan, trayendo otro panecillo en un platillo y retirando el vacío.

Sobre la servilleta se pone la minuta.

Es muy recomendable poner platos calentados cuando el manjar lo requiera.

Los platos se cambian uno tras otro, evitando quitarlos todos a la vez antes de colocar los limpios.

Las fuentes se presentan a cada comensal por el lado izquierdo, poniendo debajo una servilleta doblada.

Con el plato se pondrá el cubierto correspondiente al manjar. Para las ostras, el tenedorcito especial de descuaje; para el pescado, la pauta y el tenedor; para el melón, un tenedor cortante; para el helado, una palita redonda; para los espárragos, unas pinzas pequeñas, etc.

Se usan boles para lavarse los dedos después de comer mariscos, cangrejos, etc., y los lavafrutas para lavar uvas, cerezas, etc.

Ha caído en desuso eso de trinchar en la mesa. Los platos se traen preparados y cortados.

Tampoco sirve la señora de la casa, sino que hoy día el criado o la persona que debe hacerlo, pasa el plato, presentándolo por el lado izquierdo y cada cual se sirve a su gusto. No se insiste para que se sirva más, ya que eso es de pésimo gusto.

Los vinos se escancian por la derecha, anunciando el criado la clase de vino y marca que sirve.

El café se sirve en el salón, en una galería o sala de estar, pero nunca en el comedor.

El orden de las comidas es el siguiente: se sirve ante todo la sopa o “consommé”; luego los platos ligeros, huevos, fritos, volovanes, bocadillos, el pescado, las legumbres, el asado con ensalada, los fiambres, los quesos, los entremeses dulces, los helados, la fruta y los postres.

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