Cierna las dos harinas, colóquelas en un recipiente junto con la sal y la manteca. Agregue de a poco el agua hasta formar una masa y con un poco de manteca untada en las manos amase hasta que la masa adquiera una consistencia suave.
En la cacerola, caliente la mantequilla a fuego medio y unte la superficie en la que extenderá la masa con unas gotas de aceite. A continuación, divida la masa en 12 bolitas, y extiéndalas, con el palo de amasar, hasta que estén finitas y uniformes. Una vez que el aceite comience a humear, eche una tortita.
El puri se hundirá durante un segundo, luego subirá a la superficie. Inmediatamente, manténgalo sumergido, dándole suaves toques con una espumadera hasta que se hinche como un globo.
Dar la vuelta y fríalo del otro lado durante unos segundos. Retire el puri del aceite y déjelo escurrir, puesto de canto, en un colador. Sirva los puris calientes.