En una cazuela, con una cucharada de mantequilla y cuatro cucharadas de aceite, se pone a freír el tocino partido en trocitos, añadiendo a continuación la carne también partida en trozos pequeños, sazonada con sal y, por último, el jamón partido igualmente en cuadrados; se rehoga todo ello y se rocía con el vino, dejándolo cocer hasta que la carne esté tierna; se le echa un poco de agua fría en caso de necesitarlo.
Entretanto se cuecen los macarrones en agua y sal; ya cocidos, se escurren, mezclándolos con el guiso preparado. En una fuente refractaria y que se pueda presentar en la mesa, se pone la mantequilla restante y se unta bien con ella; se ponen los macarrones, se les vierte la leche por encima y se espolvorean con el queso rallado; se meten al horno a gratinar de diez a doce minutos.
Se sirven en la misma fuente bien calientes.
Vino clarete.