Precaliente el horno a 450 °F - 230 °C.
En una lata para hornear ponga los huesos, la cebolla, la zanahoria, el apio, las hojas de laurel, el ajo y la sal; lleve al horno de 45 a 50 minutos, hasta que los huesos estén dorados; cuide de no quemarlos.
Espolvoree con la harina y continúe cocinando durante un cuarto de hora.
Pase los ingredientes a una olla grande y recupere con un poco de agua todos los residuos que quedan en la placa.
Agregue todos los ingredientes restantes y ponga a hervir.
Reduzca la temperatura y cocine a fuego lento durante tres o cuatro horas.
Con una espumadera, elimine todas las impurezas que suban a la superficie.
Cuele la salsa varias veces retirando todas las impurezas.
Devuelva la preparación a la olla y deje que reduzca hasta alcanzar el volumen deseado.
Se sirve caliente con aves o carnes; se utiliza como salsa madre, es la base para otras preparaciones.
La historia de la salsa española se remonta a 1615, año de la boda, en París, de Luis XIII y Ana de Austria, infanta española hija de Felipe III. Para tan singular ocasión la nueva reina llevó consigo a algunos cocineros españoles, los que tuvieron éxito en la corte francesa con las salsas. Pero el realce y nuevo sabor de aquellos platos se debió a una de ellas, a la que los cocineros españoles nunca le habían dado nombre. Se dice que el jefe de cocina del palacio real francés decidió llamarla salsa española, y así se la conoce desde entonces.