1. Rehogue en una sartén con aceite la cebolla, el ajo y el perejil, durante diez minutos; a continuación incorpore el jamón y la carne, y guise hasta que la res esté cocida; luego añada la harina, salpimiente y remueva. Retire del fuego.
2. Para la salsa, rehogue en una sartén con aceite la cebolla y el puré de pimiento; a los diez minutos agregue el resto de los ingredientes; después, déjelos cocer durante veinte minutos a fuego lento y páselos por el colador. Reserve
3. Luego, rellene los pimientos con la preparación hecha con el jamón y la carne; sujete con un palillo, enharínelos y páselos por los huevos batidos; fríalos en abundante aceite caliente hasta que estén dorados.
4. Una vez fritos, póngalos en una olla de barro, cúbralos con la salsa y hornee a temperatura media (350 °F - 180 °C) durante veinte minutos aproximadamente.
La larga distancia entre el desayuno, casi en la madrugada, y el almuerzo o comida, obligó en algunos países mediterráneos al consumo del tentempié, l'apérotif o la tapita, que proporcionan el alimento necesario para la tertulia y el intercambio de impresiones sobre el quehacer laboral.
El tentempié (la tapo) exigía el acompañamiento de un vino, porque el alcohol aumentaba el entusiasmo y las fuerzas para calentar el cuerpo y así afrontar los rigurosos fríos del campo o del taller medieval. El tentempié se convierte en alifara en Aragón y Navarra; en el País Vasco se denomina poteo, porque exigía potes de vino en su ritual.
El pimiento choricero (pimiento rojo seco) se puede encontrar como pulpa envasada. Es un ingrediente muy usado en la cocina española. Se elige el mejor pimiento para estos menesteres, y se le extrae la carne eliminando piel, pepitas y todo aquello innecesario, para que no altere el auténtico sabor. La carne de pimiento choricero se puede utilizar como base de múltiples salsas -por ejemplo la vizcaína- y como ingrediente para guisos de pescado, verduras, etcétera.