Ponga a calentar el aceite en una olla y rehogue la cebolla durante cinco minutos; añada los pimientos y los zapallitos; deje cocinar a fuego lento durante cinco minutos.
A continuación, incorpore los tomates y guise a temperatura medía durante media hora moviendo continuamente.
Sazone con sal y sirva.
Puede acompañarlo con huevos escalfados, fritos o revueltos con las verduras y pan; se sirve frío o caliente.
Algunos investigadores señalan que, antiguamente, el pisto se preparaba friendo en aceite de oliva berenjenas, calabacines, cebollas y membrillos. Cuando el pimiento y el tomate llegaron de América, se incluyeron en la fórmula y reemplazaron al membrillo.
La influencia del pisto manchego ha trascendido las fronteras de La Mancha e incluso de España: en su libro Guía de un gastrónomo en España, el francés Raymond Dumay afirma que el pisto acabó transformándose, en su país, en la famosa piperade.