Utensilios que se necesitan en una cocina corriente, pero bien montada

(Los que se citan a continuación son numerosos y, desde luego, aunque conviene tenerlos, cada cual se surtirá de los que crea más indispensables y necesarios.)

Una mesa con tapa de mármol y, en su defecto, de sencilla madera blanca.

Varios pasadores, coladores, colador chino y una escurridera con pies, para verduras.

Un batidor de mano.

Varios cucharones, espumaderas, paletas y cucha-ras para los fritos, guisos y asados.

Cucharas y tenedores de madera de boj.

Varios cuchillos bien afilados.

Un rodillo para la pasta.

Una media luna para trinchar carnes, ajo y perejil, cebolla, etc.

Un almirez y su mano correspondiente.

Varios cedazos (tamices).

Una tabla gruesa para picar carne, o lo que sea.

Una cafetera con su filtro.

Un molinillo para el café.

Un colador especial para la leche.

Varios barreños o lebrillos de diversos tamaños para lavar las verduras.

Uno o dos cubos para fregar.

Unas balanzas con sus correspondientes pesas.

Algunas cazuelas que vayan al horno para manjares gratinados.

Unas vasijas de barro cocido para presentar a la mesa unos platos típicos y nacionales, como el bacalao a la vizcaína, angulas, etc.

Vajilla de loza para el uso de la cocina.

Salseras, cacerolas y sartenes de hierro fundido.

Parrillas para la carne y el pescado.

Agujas de mechar.

Una besuguera.

Un prensapurés.

Una máquina de rallar.

Moldes para postres y pasteles.

Bandejas para poner los moldes en el horno.

Un cueceleches (especial para que no se derrame la leche al hervir).

Medidas del litro hasta centilitro.

Una maza para golpear la carne.

Cazos y cacerolas de aluminio.

Un rallador para el queso.

Una máquina de trinchar carne (muy práctica para familias numerosas).

Embudos.

Dos pares de tijeras (unas especiales para el pescado).

Botes para guardar la sal, harina, azúcar, pimienta, especias, etc.

Un bote especial para el pan rallado.

Un raspador para nuez moscada y piel de limón.

Una nevera (de no poder ser eléctrica, a base de hielo).

Es conveniente tener en la cocina un reloj para poder guiarse en las diferentes operaciones y horas de las comidas.

Todos estos utensilios prestan grandes servicios en una casa de familia. En los establecimientos industriales completan el menaje con algunas máquinas útiles para afilar cuchillos, picar carne, rallar pan, partir salchichón y embutidos, deshuesar aceitunas, etcétera, sin contar con que hay a la venta aparatos, como el utensilio de separar las claras de huevo de las yemas el de pasar huevos por agua, el que tiene embudo mecánico para la salsa mahonesa, y otros, que no son de verdadera utilidad y de los que se puede prescindir en la práctica doméstica.

La cocina no debe ser nunca un cuarto oscuro y de escasa ventilación.  Al contrario, debe ser ventilada, recibir luz abundante y contar con espacio sobrado para todo.

Es recomendable hacer esmaltar las paredes que no estén cubiertas de azulejos, para poderlas lavar fácilmente.

Los muebles de la cocina serán de madera blanca, que estará siempre limpia y fregada con ayuda de tierra y jabón.

La despensa y la fresquera (mueble que presta grandes servicios) debe recibir un cuidado especial.

En la primera no debe faltar nunca manteca, aceite, cebolla, ajos, vinagre, perejil, sal, especias, etcétera.  En cuanto a la fresquera, es una especie de jaula o cajón cuadrado, de tela metálica, que debe colocarse en sitio fresco y seco, ya que la humedad es muy perjudicial para los alimentos.  Si no se tiene nevera eléctrica, la fresquera pondrá los alimentos al abrigo de moscas y gusanos, sin hablar de las hormigas.  Desde luego, no pretende preservarlos de la fermentación, pero de un día para otro sirve para guardar platos de comida y resulta bastante práctica.

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