Cuando todos los comensales ocupan sus respectivos puestos, un criado va sirviendo la sopa. Otro criado va colocando los platos soperos sobre los llanos, delante de cada comensal y por orden que de antemano se le haya señalado.
Acabamos de decir cómo se sirven los manjares que siguen a la sopa.
Si el pan no se ha colocado en la servilleta o en un platito, al lado del plato llano, un criado lo ofrece en seguida, llevándolo en un cestito o canastilla, provista de un tenedor especial.
Si hay que ofrecer mostaza con un manjar especial que lo requiera, los criados la sirven en el momento oportuno.
Cuando va a servirse el entremés o dulce de cocina, se recogen los saleros, copas, jarras, y botellas de vinos corrientes. Antes de servir los postres, se limpia la mesa con un cepillo a propósito, arrastrando hacía la bandeja que las recoge las migajas y pedacitos pequeños de pan, dejando los mayores.
Entonces se sirven los postres, colocando delante de cada convidado el platito y el cubierto a propósito.
Cuando los dueños de la casa ven que todos los invitados han terminado de tomarlos, se dirigen una mirada para ponerse de acuerdo y se levantan, siendo la señora quien lo hace primero, dando así la señal para que se levanten todos.
Entonces cada convidado ofrece el brazo a la señora que llevó al comedor y pasan a otra estancia a tomar el café.
Este se sirve llevando los criados las tazas a los invitados con todo lo necesario para el servicio, y cuando Id comida es de más confianza, los dueños de la casa obsequian a los invitados, sirviéndoles ellos el café o té.
En las comidas íntimas y familiares, se puede tomar el café en la mesa del comedor, pero después de levantar los manteles.
El café se presenta en bandeja de plata o metal y el criado va sirviéndolo, así como la leche, si alguno lo desea, y el azúcar.
Terminando el servicio del café y licores, se sirven los puros y cigarrillos variados.