Colocar en una olla el agua, la leche, la sal gruesa y el aceite. Llevar al fuego y cuando hierva, agregar la harina de maíz en forma de lluvia, revolviendo con un batidor de alambre. Cocinar por 1 minuto luego de que retome el hervor, siempre revolviendo.
Engrasar una bandeja para horno, distribuir el queso fresco cortado en cubos pequeños y verter la polenta caliente. Espolvorear con el queso rallado. Cocinar en horno precalentado, a temperatura alta, 220 °C, hasta gratinar.
Para el estofado, dorar las costillas por ambos lados en una olla con aceite.
Añadir la cebolla y el pimentón picados y cocinar a fuego suave hasta que estén tiernos y cocidos. Incorporar los tomates sin semillas, pelados y cortados en cubos pequeños y cocinar durante 2 minutos más. Condimentar con el orégano, el tomillo, la hoja de laurel, sal y pimienta, a gusto.
Agregar el azúcar y el vino y cocinar hasta que se evapore todo el alcohol. Incorporar el extracto de tomate diluido en el caldo caliente. Cocinar a fuego suave durante 20 minutos, aproximadamente. Servir la polenta bien caliente cortada en cuadrados, junto con las costillas estofadas.